En este episodio entrevisto a 4 personas que, con distintos enfoques y backgrounds profesionales, tienen una visión privilegiada del mundo de las ciberamenazas y ciberseguridad, para que nos ayuden a entender los riesgos reales a los que nos enfrentamos y cómo podemos proteger a nuestro negocio de todo esto.
Era el 12 de Mayo de 2017 a las 12 del mediodía cuando los 30.000 trabajadores del Distrito C de Telefónica escuchaban este aviso por megafonía. Por correo, los trabajadores de Telefónica recibían un correo que decía: “URGENTE, apaga tu ordenador ya, el equipo de seguridad ha detectado un virus que afecta a tus datos y fichero. Avisa a tus compañeros. Apaga tu ordenador ya”.
Aunque Telefónica fue la empresa que capitaneó los titulares de los medios españoles hablando del Wannacry, su afección se extendió por empresas y organismos de todo el mundo.
En apenas unas horas, el Wannacry afectó a más de 300.000 ordenadores en 150 países. El país más afectado fue Rusia, donde este randsomware bloqueó los ordenadores del ministerio del interior, ferrocarriles, bancos, y al segundo operador de telefonía móvil más grande del país.
En Alemania las pantallas electrónicas de las estaciones de trenes dejaron de funcionar, en Corea del Sur el Wannacry golpeó a la mayor cadena de cines del país, en Indonesia el randsomware bloqueó archivos de pacientes en ordenadores de dos hospitales de Yakarta, em la India 18 sistemas informáticos de la policía fueron deshabilitados, en el Reino Unido los hospitales fueron los grandes afectados y en Francia Renault tuvo que detener la producción de sus vehículos.
Lo que hacía este ransomware era encriptar todos los datos del equipo de forma que el usuario no pudiera acceder a los mismos. Para poder recuperar esos datos, era necesario una clave que solo podrían obtener previo pago de un rescate de 300 dólares en forma de bitcoins.
El Wannacry no fue el primer ataque cibernético a escala global, ni de lejos, pero si el que consiguió un mayor impacto a escala global y un antes y un después en la percepción del gran público y las empresas acerca de la importancia de la ciberseguridad.
El Wannacry estaba diseñado para propagarse por redes internas gracias a que escaneaba la red interna de cualquier compañía donde había entrado a través del puerto 445. Una de las medidas de seguridad para evitar futuros ataques de un randsomware como este consistía en cerrar ese puerto en redes internas. De esta forma se evita la propagación si algún equipo se infecta de cualquier forma.
Un año después del Wannacry, más de 500.000 ordenadores de estados unidos seguían teniendo el puerto 445 abierto. Bastantes menos de los 2,5 millones que tenían el puerto abierto antes del Wannacry pero una cifra suficientemente alta como para demostrar la dejadez y/o desconocimiento de muchísimas empresas y profesionales.
Y es que la ciberseguridad es un tema que nos afecta ya a todos en nuestro día a día, pero parece que no queremos reconocerlo. Y a veces se trata con demasiado miedo. Algo que, recordemos, nos lleva por el mal camino.
A día de hoy, para muchas empresas, sus activos digitales son mucho más valiosos que sus activos físicos, pero el nivel de protección de los activos digitales es equivalente a ir andando por la calle con un fajo de billetes de cien euros asomando por el bolsillo trasero del pantalón.
En todo lo referente a lo digital nos suele pasar que necesitamos desgracias para tomar medidas. A muchos de nosotros nos ha pasado que solo hemos empezado a hacer backups cuando hemos perdido información valiosa, o que hemos pasado algún antivirus únicamente cuando hemos visto algún comportamiento muy raro de nuestro ordenador.
No solemos reconocerlo, no solemos decir nada. Pensamos que callar y ocultar estas cosas es mejor por no parecer tontos, pero lo que es realmente una actitud poco inteligente es la de no empezar a ser proactivos en la defensa de nuestros activos digitales.
Y esto es algo que pasa en todo el mundo. Se estima que en 2018 el 62% de los negocios de todo el mundo sufrieron algún tipo de ataque de phising o de ingeniería social. Apenas el 5% de las carpetas de los ordenadores corporativos están debidamente protegidas.
Entre 2005 y 2018 se han registrado casi 9,000 brechas de seguridad que han permitido a hackers acceder a información personal de usuarios de negocios y entidades de todo tipo. Y seguramente esto sea solo la punta del iceberg, ya que la mayoría de las empresas y organismos no tienen los sistemas o procedimientos capaces de detectar que han sido hackeados.
Solamente con las brechas de seguridad producidas en la primera mitad de 2019, los hackers accedieron a 4.100 millones de registros de información personal de usuarios, clientes o empleados de empresas.
Y no se libra nadie, han robado información desde pequeñas empresas hasta grandes corporaciones y gigantes tecnológicos como Adobe, Canva, eBay, LinkedIn, Marriott, Zynga, Facebook, Dropbox, Uber… y el que se lleva la palma es Yahoo a quienes robaron datos de 3.000 millones de cuentas en 2013, aunque esta información no se supo hasta Octubre de 2017, demostrando la profunda negligencia con la que la mayoría de empresas tratan estos temas.
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