Hasta para copiar hay que saber

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¿A quién no le ha pasado ver una nueva funcionalidad en un competidor o un producto que usas de inspiración y decir: «¡eso lo tenemos que hacer nosotros también!«?

La funcionalidad mola tanto que, durante unos instantes, lo único que te preocupa en el mundo es ver cómo la implementarías en tu producto. El resto da igual. Da igual tu roadmap, todo lo que hayas analizado hasta el momento. Lo único que importa es esa nueva funcionalidad.

Y es que inspirarse en otros, «copiar» alguna funcionalidad clave que tenga sentido para tu producto, puede ser una táctica muy eficiente y efectiva.

Muchos productos «copycat», que han nacido copiando la esencia de los que primero surgieron en su categoría, han sido al final los vencedores.

Pero hasta para copiar hay que saber.

Hay que entender que las ideas son lo de menos, por lo que, por mucho que te mole esa nueva funcionalidad, la gracia de que la haga otro y no tú, es que te permite analizar si hay adopción de esa funcionalidad y cómo reacciona el mercado a esa idea sin realizar ninguna inversión por tu parte.

Puedes entender si la idea era buena y estaba ejecutada de forma redonda, si la idea era buena pero la ejecución se puede hacer mucho mejor o si, como le pasa a mil ideas que suenan bien, a la gente le flipa pero no están dispuestos a invertir tiempo ni dinero en algo así.

A lo largo del ciclo de vida de un producto, hay tiempo para inventar nuevas funcionalidades a partir del análisis del comportamiento de tus usuarios, o incluso de tu visión de producto, y también hay espacio para copiar o inspirarse en otros.

Lo normal es que un producto sea un mix de muchas de estas cosas.

Pero hay que entender cómo aprovechar cada opción.

Esa copia o inspiración ha de darte una ventaja competitiva, eliminar riesgos para ti y aportarte certidumbres en el desarrollo y crecimiento de tu producto.

Si copias simplemente porque algo te parece interesante y no profundizas más, estás perdiendo la oportunidad de ponerte por delante. Te quedarás siempre por detrás, aprovechando lo bueno después de lo que hayan disfrutado otros, y comiéndote la mierda de los errores al igual que lo hagan los que han ido por delante de ti.

Parece fácil pero nunca lo es. Hasta para copiar hay que saber.

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Escrito por

José Carlos Cortizo

José Carlos Cortizo

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